Muchos son los padres que se interesan por el método Montessori a la hora de educar a sus hijos. Lo cierto es que está comprobado que conlleva muchas ventajas en el aprendizaje de los peques. Ahora bien, además de una educación basada en este método, hay otras cosas que podemos implantar en nuestro día a día. Por ejemplo, ¿has pensado en la decoración Montessori para las habitaciones infantiles? Hoy te hablamos un poco de ella y te mostramos cómo puedes adaptar el dormitorio infantil a este modelo educativo alternativo con tan buenos resultados.

¿Qué es el método Montessori?

El método Montessori es un modelo educativo que fue ideado por la educadora y médica italiana María Montessori a finales del siglo XIX. Este método se caracteriza por centrarse en el desarrollo de la independencia del niño, de la libertad con límites y de la psicología natural y el desarrollo físico y social del niño. Un método alternativo que busca niños independientes que sepan escoger y trabajar en sus habilidades.  Sí, para el método Montessori, cada niño tiene habilidades diferentes, por lo que la experimentación de esas capacidades será fundamental.

Fomentar esas capacidades implica una autoexploración del pequeño. Es por tanto interesante que, además de un programa educativo centrado en estos puntos, el niño pueda experimentar en su propio ambiente. Un ambiente pensado para el niño en lugar de buscar las comodidades de los padres. Habitaciones que se conviertan en lugares para descubrir y aprender.

Decorar un dormitorio con el método Montessori

 

 

Para Montessori, los dormitorios infantiles deben ser lugares sencillos, amplios y ordenados. Digamos que estos serían los 3 pilares fundamentales, aunque luego podremos observar algunas claves más.

Es imprescindible que la funcionalidad y decoración del lugar se haga desde una perspectiva infantil, y no desde la del adulto. Sólo así lograremos crear un lugar en el que el niño pueda moverse con facilidad, explorando su creatividad y trabajando en su propio desarrollo. Veamos pues algunos tips interesantes para decorar un dormitorio con el método Montessori.

El espacio de un dormitorio Montessori

El espacio en sí debe ser amplio. Una habitación grande, limpia y muy bien iluminada, tanto con luz natural como con luz artificial. Además, debe ser un dormitorio que se ventile con facilidad.

Las paredes de una habitación Montessori serán paredes que transmitan tranquilidad. Así, los colores cálidos son bienvenidos. Estos colores invitan a la relajación y el descanso, algo que beneficia al pequeño, pues no deja de ser el espacio personal del niño.

El suelo debe ser un suelo muy pero que muy cálido. Recuerda que el pequeño va a estar autogestionándose, es decir, a su libre albedrío. Primero gateando, luego ya caminando. Por tanto, es esencial que el suelo sea confortable y cálido. La madera suele funcionar muy bien, aunque también podrías añadir alfombras para que el pequeño pueda moverse por encima de ella mientras juega. Prueba a colocarla a continuación de la cama, para que sirva como transición.

La cama Montessori a ras de suelo

Uno de los elementos más llamativos en una habitación Montessori es, sin duda, la cama. La cama en estos espacios está a ras de suelo. El motivo de dejar la cama a ras de suelo es que así, el pequeño, podrá levantarse y acostarse solo. Si quieres aumentar la seguridad, puedes poner una zona más mullida alrededor de la cama, con alfombras, almohadas y cojines.

Aunque dejar el colchón a ras de suelo es una buena opción, hay muchas casas de mobiliario infantil que se han lanzado a modelos de cama Montessori. Son camas más bajas de lo normal, consiguiendo así la misma independencia, pero con somier.

Un móvil para los más pequeños

Colocar un móvil en la cama resulta positivo para los recién nacidos. Este móvil logrará que el pequeño pueda centrar la mirada en las cosas que están lejos. Debes colocarlo a unos 30 cm del bebé para que lo vea bien. El niño intentará estirar las manitas para tocarlo, algo que también será positivo. Además, debes saber que durante el primer mes se recomienda que los objetos del móvil sean en blanco y negro. De esta forma, podrán percibir el contraste de color con diferentes formas y patrones. Luego, más tarde, ya podrás cambiar el móvil por colores.

Un mobiliario adaptado a los peques

Si la cama debe estar a ras de suelo, los muebles del dormitorio Montessori también siguen  esta línea. Debemos ser conscientes de que la perspectiva del peque es lo que cuenta.¡Toca agacharse mamis y papis!  Por tanto, los muebles tienen que adaptarse a sus medidas. Esto hará que sean un poco más independientes, que puedan alcanzar fácilmente objetos como juguetes, libros y demás. Además, no sólo podrán cogerlos, también aprenderán a dejarlos ordenados correctamente, sin necesidad de ayuda extra.

Opta por muebles bajos. Hay casas de muebles infantiles que comercializan toda una serie de opciones basadas en el método Montessori. Si no, siempre puedes buscar soluciones más pequeñas de lo normal. Pequeñas sillas, pequeñas mesas y estanterías o simplemente estantes colocados a una altura adecuada.

A la hora de guardar los juguetes, muebles tipo baúl son bastante recurrentes. Son fáciles de abrir y cerrar y tu hijo podrá manejarlo bastante bien. Aunque si prefieres algo sin cierre, una simple caja de madera con ruedas también te puede servir.

Juguetes de materiales naturales

Según el método Montessori, los juguetes son necesarios, pero no en exceso. No debemos caer en el error de llenar la habitación con estos juguetes, pues lo estaremos saturando. Usa estanterías bajas y coloca algunas opciones en cada una de las estanterías, para que el peque pueda decidir y elegir él solito.  Además, recuerda que se recomiendan siempre los juguetes hechos con materiales naturales, pues son más seguros y evitan la sobre estimulación. Sí, los juguetes con luces, sonidos y colores chillones pueden estimular en exceso a nuestros hijos. ¡Y ya bastante estímulo y stress tenemos en nuestra sociedad actual!…

Ilustraciones y murales por la habitación

Hemos hablado de paredes con colores cálidos y tranquilos, pero, además, también es bueno hablar de la decoración en ellas. Las ilustraciones y murales son perfectas para las habitaciones Montessori. Este tipo de arte, además de dar un plus decorativo, estimula la observación y creatividad de los más pequeños de la casa. Eso sí, recuerda siempre que estas láminas y murales deben estar colocados a la altura de los ojos de tu peque, no a la tuya. En cuanto a las formas, motivos y colores hay algunas pautas en el método Montessori, que ahondaremos en otro post más adelante.

Orden, orden y más orden

Ya lo habíamos mencionado, pero hay que incidir. El orden es esencial. Todo lo que coloques en este dormitorio debe respetar y fomentar este orden. Por tanto, una habitación más bien minimalista, con menos muebles y juguetes, será estupenda. De esta forma el orden será mayor y tu hijo podrá moverse con mayor soltura.

Una habitación Montessori a partir de los 18 meses

Como es normal, a medida que el niño va creciendo, la habitación Montessori crece con él. No sólo en tamaño, también en necesidades. Así, es normal que, a partir de los 18 meses, el pequeño necesite una mesa y una silla, siempre de acuerdo con su tamaño para poder trabajar.

El niño, con esta edad, es una pequeña esponja absorbente. Está enamorado del mundo y quiere conocerlo tal y cómo es. Hay que intentar no ponerle barreras. Si no las hemos puesto antes, tampoco ahora.

A partir de los 18 meses, podríamos incluir más objetos en el dormitorio. No obstante, intenta no saturar. Si lo prefieres, simplemente puedes cambiar murales, textiles y algunas piezas más, para seguir despertando los sentidos de tu hijo.  Recuerda que sigue siendo un dormitorio minimalista, sin demasiado estímulo visual. Debemos apostar por dormitorios que no tengan un exceso de juguetes, que sólo servirán para que los niños saquen todo y lo tiren por el suelo.

En esta etapa los libros juegan un papel importante. Intenta colocar una pequeña librería con sus cuentos favoritos. Siempre a la altura del peque, para que sea él mismo el que pueda cogerlos y dejarlos.

El colchón del peque seguirá en el suelo. No obstante, cuando tu hijo pueda subir y bajar solo de una superficie elevada, será el momento de quitar el colchón del suelo y apostar por una cama más adulta. Esto suele ocurrir, según los expertos, sobre los dos años o los dos años y medio.

Además, si ya comienza a tener un poco de interés en vestirse o elegir la ropa, deberíamos colocar un armario a su altura para que él mismo pueda elegir el modelito con el que quiere ir al colegio todos los días.

Imágenes vía:  kenay, Minimoi, rosinstagram, airemoderne, Toc Toc Kids, eengoedverhaal,